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La mayoría de los remitentes de correos en frío elaboran sus campañas con vistas a conseguir nuevas relaciones comerciales. Dedican todos sus esfuerzos a planificar una nueva campaña de correo electrónico en frío. Dedican mucho tiempo a la segmentación precisa, a perfeccionar el texto del correo electrónico y a garantizar una entregabilidad impecable. Sin embargo no piensan en cómo cada una de estas acciones afectan de forma positiva o negativa nuestra marca online.
Al final, consiguen una tasa de apertura muy alta, que sorprendería incluso a un remitente experimentado. Sin embargo, la tasa de respuesta a sus campañas es muy baja. ¿Cómo es posible?
Puede que hayan creado una secuencia de correos electrónicos de primera clase, dirigida a clientes potenciales cuidadosamente seleccionados. Pero cuando un cliente potencial abrió el correo electrónico, decidió buscar en Google la empresa del remitente. No encontró mucha información al respecto o, peor aún, encontró fragmentos de información que no hacían que el remitente fuera lo suficientemente fiable como para que respondiera. En definitiva, lo que vio le impidió responder y, en consecuencia, el contacto fue en vano.
Por eso, es importante auditar todo lo que nuestra empresa hace en Internet antes de lanzarnos a enviar correos electrónicos en frío. Y eso incluye analizar nuestros sitios web, blogs, perfiles en redes sociales, diversos foros y sitios de reseñas.